domingo, 20 de julio de 2014

LAS ANTIGUAS ATARAZANAS SIGUEN ESPERANDO UNA SOLUCIÓN


Las Reales Atarazanas de Sevilla fueron un astillero medieval que en la Edad Moderna jugó un importante papel como instalaciones del Puerto de Indias. Las naves que mejor se conservan de la época medieval fueron las que pasaron a ser sede de la Maestranza de Artillería de la ciudad. 

Se levantaron muy poco después de conquistada la ciudad a los musulmanes (año 1248) por el rey Fernando III de Castilla, cuando su hijo Alfonso X decide en 1252 la edificación de unas Reales Atarazanas para la construcción de galeras en unos terrenos fuera del recinto amurallado  y muy cerca del Guadalquivir, en la zona comprendida entre las Torres del Oro y de la Plata,  y las Puertas del Carbón y Postigo del Aceite.

Por ello, en el barrio de El Arenal se levantan 17 enormes naves de fábrica de ladrillo en sentido perpendicular al Guadalquivir y delante de la  cerca almohade de la ciudad, donde los carpinteros de ribera se esforzaban en la construcción de barcos y los pescadores y almacenistas se dedicaban a la salazón del pescado. También ocupaban la primera nave procedentes de la Plaza de San Francisco cuando se llevarón a las Atarazanas las mimas, así como los comerciantes a sus mercancías, más adelante, cuando se destinaron a almacenes reales y aduana, sirviendo a partir del siglo XVIII como fábrica y depósito de artillería, siendo el Ejército el último de los grandes inquilinos en la historia de la Reales Atarazanas sevillanas, hasta casi finales del siglo XX.

Arquitectónicamente se trata de una inmensa obra gótica y mudéjar construida toda ella en fábrica de ladrillo, que muestra del influjo del arte almohade en las construcciones medievales en la ciudad de Sevilla, donde asombran las enormes dimensiones de sus anchas y largas naves adosadas y cubiertas por bóvedas de arista, apropiadas para la construcción de los mayores barcos de la época. Estas naves se comunican lateralmente a través de gruesos arcos ligeramente apuntados y enfrentados entre sí que arrancan directamente desde el suelo, y que en su conjunto provocan en su interior perspectivas de una insólita belleza.

A lo largo de su historia las Reales Atarazanas han sufrido transformaciones importantes, quedando en la actualidad sólo siete de aquellas diecisiete primeras naves originales. La primera de esas grandes intervenciones se realiza en el año 1641 para la construcción del Hospital de la Caridad y su iglesia, realizándose obras en cinco de sus naves para transformarlas en el actual Hospital de la Caridad cuya cofradía se reunía desde 1758 en una capilla consagrada a San Jorge para acoger los cadáveres de ahogados y ajusticiados. La segunda, de mucho mayor impacto, alberga el actual edificio de la Delegación de Hacienda.

El primer asentamiento de las dependencias artilleras en las Atarazanas data de 1587, en tiempos de Felipe II; sin embargo, no es hasta 1719 cuando se disponen cinco naves para el almacenamiento de material de artillería. Más tarde, en 1762 comienzan las grades reformas del Cuerpo de Artillería que influirán decisivamente en el futuro de estas instalaciones, siendo el primer paso importante para que en esta edificación cuente con un gran depósito de carruajes y pertrechos para suministrar a las tropas, que acabó traduciéndose en una ampliación en la capacidad de talleres y almacenes, con la anexión de dos naves más, que completan las siete actuales.

En 1782, las Maestranzas de Cádiz y Málaga se fundieron en la de Sevilla, quedando ésta como abastecedora única para toda Andalucía y Extremadura: y un año más tarde, también para sudamérica, lo cual conllevó una nueva operación arquitectónica que transformó parte del edificio y levantó su emblemática fachada, tal como hoy se ve.

Las Atarazanas de Sevilla están declaradas bien de interés cultural y catalogadas como Monumento Nacional desde 1969. En 1993 pasaron a ser propiedad de la Junta de Andalucía, realizándose por la Consejería de Cultura obras de rehabilitación hasta 1995.

Posteriormente el ente autonómico firmó un acuerdo con La Caixa y la Fundación Cajasol para darle una utilidad a este edificio, tal como figuraba en la edición deL diario ABC del dia 04/03/2014, pero a día de hoy las antiguas Atarazanas siguen presentando una situación de bastante abandono.